Hoy día 9 de marzo del 2012 ha sido otro día atípico para un mes de marzo; sol a medias, nubes altas, como siempre la boina de polución sobre Madrid, viento flojo y nada de lluvia. Disparadas la mayoría de las alergias.
Hoy, mi señora y yo, hemos estado revisando fotografías. Fotografías de esas que se conservan impresas bien guardadas en albumes de fotos de pastas duras de baqueta o cartoné, o situadas en posición vertical para que no se estropeen, una sobre otra, en el fondo de una caja que tenemos olvidada en algún armario y que sólo salen cuando se hace limpieza.. Cada día nos parece que el tiempo no sólo se lleva los recuerdos y que debemos volver a traerlos desde ahí, desde ese arcano histórico que son todas las fotografías guardadas. Porque volver a verlas, es sentir, no como vagos recuerdos sino como vivencias muy profundas, toda esa vida que pasó como una centella y que nos gustaría poder volverla a rescatar de las profundidades de nuestra memoria, y muchas de nuestro subconsciente, como cuando lanzamos nuestra caña de pescar, con bastante plomo junto al anzuelo, para que toque el fondo y nos permita disfrutar, fuera de la superficie del agua, de toda la vida que sigue existiendo en esas profundidades.
Las hay para todos los gustos: instantáneas de algún festejo familiar; de una competición deportiva que nos defraudó por la derrota; del primer baño de un recién nacido en la bañera de plástico con patas metálicas, desagüe de goma a la bañera y la tapadera de esa bañera portátil que servía a la vez de vestidor de la criatura; de un primer caminar aún torpe de algún hijo por alguno de los parques que ya no son nada parecidos; de una noche de Reyes con los juguetes llenando todo el salón junto al Nacimiento y el primo de turno disfrazado de Rey Baltasar porque era el disfraz más adecuado para engañar a los que aún creían en los mitos de esa fiesta; de una fiesta en una discoteca brindando con cualquier refresco o combinación; de un reportaje sobre lo especial de los caballos de los picadores en el patio de caballos de cualquier plaza de toros antes de comenzar la corrida; de una comida de empresa festejando no sé qué acontecimiento; de la importancia de posar agarrados por la cintura con cualquier famoso del mundo del espectáculo. Y las hay que nos hacen no sólo revivir sino que consiguen que resuciten, con la misma edad con que nos dejaron, todos aquellos que nos engendraron, nos educaron, nos criaron, nos protegieron y se sintieron siempre orgullos de nuestro crecimiento.
Hemos vuelto a cerrar el álbum y a tapar la caja y a guardarla en el armario, y me ha parecido sentir, cuando ya estaba consiguiendo conciliar el sueño, que algo, desde dentro del armario golpeaba suavemente la puerta para pedirnos, por favor, que volviéramos a dejarlos salir.
Frase del día:
" Si algo o alguien está formando parte de nuestros recuerdos, es que no ha muerto".
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