martes, 6 de marzo de 2012

Años 60: Viacrucis de recuerdos por la Plaza de Chueca

Hoy es día 6 de Marzo de 2012. El día soleado aunque con nubes altas. Al anochecer se ha notado bastante el descenso de la temperatura a la altura de las cuatro torres Business Area de Madrid.

El barrio de Chueca, en la ciudad de Madrid, es uno de los barrios con mayor movimiento y vida en la última década. No voy a contaros la identidad por la que se le conoce actualmente: el barrio gay de Madrid. Voy a contaros algo sobre un barrio de Chueca que fué centro de encuentro de actores, actrices, artistas de todo género, críticos de arte, escritores, intelectuales, bohemios, músicos y cuya faceta es actualmente desconocida para muchos. Había varios  centros de reunión  y salas de espectáculos en los que solían coincidir una buena parte de ese estrato social de la cultura madrileña. Recuerdo, aún con cariño, el "viacrucis" de los domingos en el que recorríamos (y aún hoy día se puede recorrer con pocas genuflexiones) atraídos por sus riquísimos  aperitivos,  los bares de la zona. 
Después de la misa de las doce en la iglesia de San Antón de la calle de Hortaleza, comenzaba el rito de nuestro "viacrucis" gastronómico, 
Primera estación, por serla más cercana al templo: Los pepinillos con anchoas y boquerones en vinagre del Bar "Los Pepinillos" en la calle de Hortaleza frente a la calle Gravina. 
Segunda estación: los pinchos de tortilla con mayonesa del Bar Santander, esquina a la calle de Pelayo y la de Augusto Figueroa con unas cervezas, servidas al estilo tradicional. 
Tercera estación: el bonito frito en escabeche con una tira de pimiento rojo degustado con placer en la bodega de don Angel Sierra, en la misma plaza de Chueca (entonces plaza de San Gregorio) acompañado de su inigualable vermut de grifo. Cuarta estación: los flamenquines del Bar "Los Jiménez" y su aperitivo tradicional de todos los domingos, con sus sartencitas de paella regada con un buen vino fino de Córdoba en la calle Barbieri. 
Quinta estación: y  en esa misma calle, las gambas a la plancha y las mariscadas en el mesón de Las Meigas acompañadas de los tazones de vino del Ribeiro tinto y blanco. 
Sexta estación: las aceitunas picantes y alguna que otra cazuelita de callos a la madrileña de la Bodega del "Comunista" (conocida así por todos sus clientes, algunos de los cuales , aunque de ideas políticas totalmente opuestas, no tenían reparo alguno en compartir mesa para degustar unas excelentes lentejas caseras de puchero, cocinadas por la dueña del establecimiento).


Alfonso Paso
Alfredo Marquerie
Séptima estación: "La Bodeguilla" de la calle de Válgame Dios, que era el centro cultural de toda la zona y en la que nos reuníamos algunos foráneos y toda la "Peña del Centimín". En ella se bebían exclusivamente botellines de cerveza que había que pedir a "Tinín" para que llevara la cuenta o chatitos de vino que cada uno de nosotros nos servíamos de unos tonelillos de madera  en los que, con una tiza, apuntábamos quién era cada uno y cuántos chatos nos habíamos servido (una raya por chato). Claro, que "Tinín" nunca se lo creía y siempre nos cobraba alguna rayita más que, la mayoría de las veces, no nos habíamos apuntado.
Y así no sé cuántas estaciones más que no tenían por qué ser las catorce estaciones rituales.
Y, lo más importante, es que en cada una de esas estaciones del "viacrucis" dominical de la plaza de Chueca y calles aledañas, podíamos encontrarnos con correligionarios  de "viacrucis" de domingo como Alfonso Paso, Serafín, Tip y Coll, Alfredo Marquerie, Benjamín Palencia y  muchos más acólitos de las artes, las triquiñuelas y otras malas artes del saber comer, beber y vivir.

Tip y Coll
Serafin

Benjamín Palencia
Dedicatoria:
"Para todos los componentes de la Peña del Centimín: Ramón, Ramón hijo, Manzano, Mariano, Luis, El Francés, Argoitia, Zapater, Antonio, sus compañeras y un largo etcétera".

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