¿La conciencia de todo cuanto nos rodea y de nuestro propio saber es el resultado de nuestra experiencia vital y está enraizada en nuestra propia naturaleza que es capaz, por ella misma, de determinar la existencia de lo externo a través de esa experiencia o es otro el camino por el que nuestra conciencia llega a la certeza de la existencia del mundo externo y delas mismas categorías y reglas que condicionan nuestro conocimiento?.
¿Podemos hacer caso a teorías como la de la reminiscencia según la cual todos nuestros conocimientos son sólo el recuerdo de conocimientos, categorías y experiencias heredadas?. ¿Puede ser que nuestra experiencia en la adquisición de conocimientos se trate sólo de recuerdos y no sea cierto que el aprendizaje es como grabar con un punzón sobre una tabla en la que no se ha grabado nada?. ¿O es más cierto que, cuando adquirimos nuevos conocimientos, vamos marcando con ese punzón en una tabla que tiene muy tenuemente marcadas las guías sobre las que debemos escribir para que sean visibles y trasportados hasta nuestra conciencia todo lo que está impreso en nuestro inconsciente?. Dicho de otro modo ¿es real la adquisición de nuevos conocimientos o sólo aparente?. Si es así (recordamos y no aprendemos nada nuevo) ¿qué diferencia existe entre el grado de aprendizaje de un alumno muy dotado, de su rendimiento en el proceso escolar, y el aprendizaje y el rendimiento de un alumno menos dotado para quien los éxitos escolares son más lejanos? . ¿Se debe a un exceso de las cualidades de memoria, atención, capacidad de discurso y de razonamiento lógico el buen resultado escolar de ese determinado grupo en detrimento de un rendimiento inferior para cualidades muy similares de los grupos menos brillantes?. ¿Se puede pensar que, si nuestro conocimiento no resulta loa avanzado que debería ser se deba a que nuestros sentidos suponen cierta rémora que nos impide adquirir conocimientos más rápidamente?
"Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.
Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz de la hoguera, contemplando, de este modo, una nueva realidad. Una realidad más profunda y completa ya que ésta es causa y fundamento de la primera que está compuesta sólo de apariencias sensibles. Una vez que ha asumido el hombre esta nueva situación, es obligado nuevamente a encaminarse hacia fuera de la caverna a través de una áspera y escarpada subida, apreciando una nueva realidad exterior (hombres, árboles, lagos, astros, etc. identificados con el mundo inteligible) fundamento de las anteriores realidades, para que a continuación vuelva a ser obligado a ver directamente "el Sol y lo que le es propio", metáfora que encarna la idea de Bien.
La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de cadenas, lo que haría que éstos se rieran de él. El motivo de la burla sería afirmar que sus ojos se han estropeado al verse ahora cegado por el paso de la claridad del Sol a la oscuridad de la cueva. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que efectivamente lo harán cuando tengan la oportunidad, con lo que se entrevé una alusión al esfuerzo de Sócrates por ayudar a los hombres a llegar a la verdad y a su fracaso al ser condenado a muerte." (Alegoría de la Caverna. Platón. La República)
Quizás puede suceder que, si es cierto que recordamos, haya un determinado helenco de humanos que dispone de un sistema más perfeccionado para el recuerdo ( con una memoria remota más perfecta, tan perfecta que llega fácilmente al grupo de conocimientos no conscientes), mientras que en otros no se ha conseguido estimular suficientemente esos mecanismos de recuerdo. ¿No es cierto que cuando a un determinado individuo se le somete a un proceso de hipnosis es capaz de recordar conocimientos, comportamientos y actitudes que, conscientemente, no se suele conseguir que afloren?.
Deberemos cuestionarnos que los métodos que se utilizan para el aprendizaje no son los más adecuados porque parten de la base de que todo es nuevo y convendría buscar métodos que incentiven el recuerdo. No hay duda de que en el ejercicio de la utilización frecuente de la memoria ésta adquiere un incremento en su capacidad de respuesta. ¿Servirá un método similar para el "aprendizaje" de otro conjunto de aptitudes del ser humano como procesos de cálculo, de lógica matemática, de aplicaciones del razonamiento a procesos mecánicos sencillos y más complejos?.
¿Verdad que sería de lo más interesante encontrar métodos que fueran capaces de hacernos retrotraer, sin gran esfuerzo, todo el acervo de conocimientos que nos han precedido y que el salir de la Caverna nos resultase sencillo para poder disfrutar dela diáfana luz del conocimiento?
Frase del día:
"Nuestros conocimientos quizás sean sólo recuerdos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario