miércoles, 1 de enero de 2014

El reencuentro


Después de casi un año sin tener contacto con mis seguidores (en el pasado año 2013 solamente publiqué cuatro entradas) vuelvo a retomar este ejercicio el mismo día 1 de Enero del año 2014. Siento la necesidad de volver a entablar este diálogo (o tal vez monólogo) con cuantos me habéis estado siguiendo. 
No abundaré en las desagradables peripecias que a buena parte de los españolitos nos han acontecido durante este pasado año. Recordarlas me produce una sensación de rabia y de indefensión que no puedo soportar. Para atrás ni para tomar impulso. Por este mismo motivo, comenzaré la nueva andadura procurando ser un mero observador del devenir del tiempo y de cuantos avatares, agradables o no, me vayan sucediendo. 
He procurado poner de mi parte todas las condiciones que considero van a ayudar a que la trayectoria sea buena. (Hasta he sincronizado casi a la perfección la ingestión de las 12 uvas con el sonar de cada una de las doce campanadas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid, cosa rara en un despistado esencial como yo lo soy). Si la curva de la trayectoria no es en todos y cada uno de los momentos de mis comunicaciones ascendente, al menos quiero que mantenga la misma altura de miras que en este momento me animan a volver a este blog. 



Quiero y deseo que este reencuentro sea, como fue la intención cuando me decidí a crearlo hace dos años, una nueva enriquecedora experiencia. Creo que todo enriquece aunque sea muy poco importante lo que me proponga contaros. Para quienes me seguís, que estoy seguro de que también me apreciáis porque de no ser así no estaríais leyendo estas líneas, os deseo lo mejor. A partir de este momento voy a transmitiros, además de las anécdotas que siempre son agradables, algunos de los pocos conocimientos que, después  de mi poco interesante vida, he adquirido.

Un nuevo fuerte abrazo para todos y mi más profundo deseo de que todas vuestras ilusiones se cumplan.