sábado, 26 de diciembre de 2015

Villancicos(4)






Resultado de imagen de Portal de Belén
A mí siempre me ha motivado el tema de la Navidad. Puede ser que esa motivación se llevara a cabo como un resultado inexcusable y coherente con el entorno en el que pasé esos años que son cruciales en la formación de un carácter, de unos gustos, de unas relaciones sociales muy peculiares y de unas preferencias artísticas muy particulares y exclusivas. No es que fuera de obligado cumplimiento pertenecer a un grupo musical que me produjo multitud de satisfacciones. La Schola Cantorum nos educaba la voz, la sensibilidad, el carácter para poder someter nuestra personalidad individual a las necesidades del grupo para la tesitura a la que nuestra voz se debía acoplar. Muchas fueron las horas de dedicación a los ensayos y renuncias a momentos de juego en los recreos a las que debíamos renunciar. Pero se construía algo muy importante. De aquellos años existen, después de varias décadas, excelentes amigos a los que nunca podré olvidar.
Una de las representaciones que preparábamos con mucha dedicación y cariño era el concierto de Navidad. En el repertorio se combinaban villancicos tradicionales como “Campana sobre campana”, “Adeste fideles”, “Los peces en el río” y un largo etcétera muy diverso y enriquecedor. Pero el Villancico que a mí me enamoró y que supuso para toda la Schola un verdadero esfuerzo fue el villancico de Lope de Vega que os reproduzco a continuación

La niña a quien dijo el ángel
que estaba de gracia llena
cuando de ser de Dios madre
le cupo tan altas nuevas,

ya le mira en un pesebre
llorando lágrimas tiernas
que obligándose a ser hombre
también se obliga a sus penas.

¿Qué tenéis dulce Jesús?
Le dice la niña bella
¿Tan pronto sentís mis ojos
el dolor de la pobreza?

Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda
sino mis brazos y pechos
que os regalan y sustentan.

No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera
vos sabéis que vuestros cielos
envidiaran mi riqueza.

El Niño recién nacido
no mueve la pura lengua
aunque es la sabiduría
de su eterno padre inmensa.

Mas revelándole el alma
de la Virgen la respuesta
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.

Ella entonces desatando
la voz regalada y tierna
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa.

Pues andáis en las palmas
ángeles santos
que se duerme mi niño
tened los ramos

Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto
no le hagáis ruido
corred más paso
que se duerme mi Niño
tened los ramos.

El Niño divino
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto.

Que se duerme mi Niño
tened los ramos

Rigurosos yelos
le están cercando,
ya veis que no tengo
con qué guardarlo.

Angeles divinos
que vais volando

Que se duerme mi Niño
tened los ramos.


Quien haya tenido la experiencia de observar a un niño recién dormido entenderá perfectamente la sensibilidad del poeta cuando escribió este villancico,


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Villancicos(3)


Resultado de imagen de reyes magos
Si en la infancia de todos mis coetáneos existía una fecha que era el principal indicativo de que comprenderíamos el verdadero significado de la palabra ilusión era, al final de las fiestas navideñas, la festividad de los Reyes Magos. Quienes vivían en Madrid allá por los años cincuenta, sobre todo si su vivienda se encontraba en ese círculo cercano a la Gran Vía, podían disfrutar de la representación de la llegada de los Reyes Magos hasta la cueva de Belén. Me refiero a la Cabalgata de los Reyes que desde entonces hasta los momentos actuales sigue siendo la fiesta de la gran ilusión de pequeños y mayores no sólo de los que viven en Madrid capital sino también de muchos de los pueblos de la comunidad que realizan sus propias cabalgatas locales para que se disfrute de la fiesta sin necesidad de tener que desplazarse al centro con todos los inconvenientes que este desplazamiento supone. Yo me vi privado de estas celebraciones porque hasta la edad de los diez años viví en un extrarradio y desde esta zona ni los medios de transporte eran buenos, ni los ánimos en los años cuarenta estaban muy a favor de las celebraciones ni el poder adquisitivo de las familias permitía el gasto de esos desplazamientos. Y durante mi pubertad e inicios de mi juventud las obligaciones de mis estudios me desplazaron hasta la provincia de Toledo. Pasados los años y desplazado hasta África para servir a España en el ejército, obligadamente pasé ese año mis fiestas navideñas en Sidi Ifni y fue allí donde viví mi primer cabalgata de Reyes. Una cabalgata en la que el rey negro Baltasar era un legionario negro de verdad, Melchor y Gaspar estaban representados por soldados peninsulares, los camellos eran verdaderos camellos y la mula y el buey del portal calentaban con su aliento a ese Jesús que había nacido en una jaima del desierto. Posiblemente fue en ese escenario donde pude escuchar con atención hace cincuenta años, cantado por un grupo de voces blancas formado por niñas y niños de diferentes etnias, el villancico que, a continuación, reproduzco.

Tres Reyes de plata y oro
se dirigen al portal.
Tres Reyes de plata y oro
se dirigen al portal.
Caminos blancos del alba
y bellas nubes de paz
hacia Belén van tres Reyes
Melchor, Gaspar, Baltasar.

Clas, carrasclás, carrasclás,
clas carrasclás, carrasclás,
clas clarrasclás, carrasclás
que noche tan clara
que clara que está
la estrella guía a los Reyes
Melchor, Gaspar, Baltasar.

La noche no tiene entrañas
se ha roto la oscuridad
y en el camino del alba
un sol no brillara más
la estrella guía a los Reyes
Melchor, Gaspar, Baltasar.

Clas, carrasclás, carrasclás,
clas, carrasclás, carrasclás,
clas, clarrasclás, carrasclás
que noche tan clara
que clara que está
por los caminos del alba
Melchor, Gaspar, Baltasar.

En aquella noche en que la cabalgata se desplazaba desde las afueras de la ciudad junto a las cábilas situadas a las faldas del monte El-Burrán, hasta la plaza de España bajo las luces tenues de las carrozas y la cálida luz de esa luna llena africana brillando en todo lo alto, las voces de los niños, débiles y quebradizas, consiguieron emocionarme.
Así lo recuerdo y así os lo he contado.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Villancicos(2)


Resultado de imagen de gitanos bailando
Otro de los villancicos que llegó a mí de una manera totalmente fortuita fue el que me propongo transcribiros hoy. Había terminado de dar una clase y me di cuenta de que me había quedado sin tabaco (entonces fumaba echando humo como una chimenea) y me vi obligado a bajar a comprar una cajetilla al bar que estaba estaba junto a la entrada del portal: el Bar Manolín. Cuando pasé y pedí mi cajetilla de de tabaco me llamó la atención una melodía que se estaba reproduciendo por los altavoces del bar. Pregunté al dueño del bar que estaba detrás de la barra por el autor de la canción. Durante algunos minutos en los que aproveché para tomarme un vinito tinto mientras me daba la cajetilla estuvo jugando conmigo para ver si yo lo adivinaba. Estuve recorriendo en mi memoria melodías de ese estilo característico de las canciones del sur y no pude asociar esa canción a ninguno de los grupos que ami me sonaban en ese momento. Me dí por vencido y entonces Manolín me dijo: ·al autor lo tienes a tu lado”- Miré a mi derecha y ahí mismo, apoyado en la barra, pegado a mi lado codo con codo, pude observar a un muchacho sujetando una mochila de cuero sonriéndome y señalando a la mochila con su mano. Terció de nuevo Manolín: “Ahí dentro lo tienes. Y los vende”. Como durante estos años atrás se han vendido por los bares Cds y DVDs. Me pareció que el autor (poeta y músico) necesitaba mi dinero, como el de otros muchos, para seguir recorriendo ciudades españolas para darse a conocer. Le compré uno de los singles que vendía y le invité a un bocata de calamares (exquisitos los de Manolín) que acepto con mucho agradecimiento.
Llegué a casa y para poder escuchar el disco al completo lo puse en el tocadiscos de mi cadena. Nos gustó a todos muchísimo.
En este momento no recuerdo ni el nombre de ese tímido músico y poeta ni quién fue el que se apropió del disco al que yo perdí la pista.
Lo que no se me olvidó por el impacto que me produjo el tratamiento poético del tema de los villancicos fue la letra de uno de ellos que os reproduzco a continuación.
Leedlo con el ritmo de unas sevillanas o unas alegrías o cualquiera que os haga disfrutar de tanta belleza.

Lleva esta noche la luna
collares de almendras blancos
mantillas de lluvia clara
sombreros de tejas altos
mantillas de lluvia clara
sombreros de tejas altos.

Cuatro mimbres
cuatro saltos
cuatro acentos de charol
cuatro bailaores altos
acordes de junco y raso.
Cuatro mimbres
cuatro saltos
cuatro acentos de charol
cuatro bailaores altos
acordes de junco y raso.

Vuelos de cal en la plaza
cielos con nubes de trapo
mantillas de aceite y grasa
que alumbran cuatro gitanos.

Cuatro mimbres
cuatro saltos
cuatro acentos de charol
cuatro bailaores altos
acordes de junco y raso.

Mece la brisa andaluza
al redoble del ocaso
al Niño que hoy a las doce
de lumbre nace gitano.
Al Niño que hoy a las doce
de lumbre nace gitano.

Cuatro mimbres
cuatro saltos
cuatro acentos de charol
cuatro bailaores altos
acordes de junco y raso.
Cuatro mimbres
cuatro saltos
cuatro acentos de charol
cuatro bailaores altos
acordes de junco y raso.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Villancicos(1)


La literatura popular nos ha ofrecido algunos minigéneros que no pueden ser considerados como hermanos menores. Me estoy refiriendo, entre otros, a los romances, las fábulas, los villancicos etc. Eso no es óbice para reconocer el gran mérito de cuantos autores han cultivado este género, algunos tan célebres como Federico García Lorca con sus romances como una parte de su producción literaria, o, entre su extensa producción como dramaturgo, los villancicos del inmortal Lope de Vega, o las fábulas de Esopo, LaFontaine, Samaniego y un largo etc.
En estas fechas en las que se avecinan las fiestas navideñas creo que hacer una selección de villancicos puede resultar interesante para quienes me siguen este blog de ALGO MIO. Quiero que la selección aporte alguna novedad a mis seguidores de España, Rusia, Estados Unidos, Argentina, Chile y un largo etcétera de países europeos, hisoanoamericanos, africanos y asiáticos. Aunque siempre estoy en la duda de que quienes me siguen desde países tan dispares pudieran ser antiguos alumnos míos que me han resultado ser muy viajeros.
Bueno.
Este villancico desconocido por la mayoría de cuantos me rodean, incluídos mis propios familiares, lo escuché hace varios lustros y, desde ese momento, me subyugó su estribillo.
No sé quien es su autor. Si alguien le conoce le estaré muy agradecido cuando me lo comunique.
Póngale mis lectores el título que consideren es el más adecuado.

Despertando va la noche,
el pandero y mi canción
porque hoy brillará una estrella
para cada corazón.
Estrella de mis mores
que me traes la alegría
de la vieja Navidad,
Dios ha llegado contigo,
Dios ha llegado contigo
en cunas de mazapán.

Pan, pan, pan, pan,
con panderetas;
pan, pan, pan,pan
con castañuelas;
Pan, pan, pan,
con ilusión
que en esta noche
ha nacido Dios.
Que en esta noche
ha nacido Dios.

Espero os haya gustado como a mí me gustó.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Pitágoras


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Durante bastantes años, por mi profesión, expliqué a mis alumnos matemáticas. Lo correcto en esta disciplina siempre ha sido lo exacto y lo que no es exacto o se aproxima a la exactitud no puede ser correcto. Pitágoras nos enseñó con sus estudios sobre las relaciones de los lados de un triángulo rectángulo que existe esa exactitud y que el incremento o disminución de uno de sus lados supone inexorablemente la modificación de los otros que conforman su estructura para que el teorema se cumpla. Siempre pensé, y así se lo hice saber a los que en mis clases me escuchaban, que ese tan manido teorema de los catetos y la hipotenusa se podía traslocar a otras estructuras que no fueran exclusivamente las geométricas. Por ejemplo a estructuras sociales o políticas. Pues no. En algunos entornos sociales si que he detectado cantidad de hipotenusas elevadas al cuadrado, al cubo y a la enésima potencia. Y el ser o dejar de ser hipotenusa o hipotenuso no depende de uno mismo sino que resulta necesario mimetizarse con esa inexorable recta dependiente cuando formas parte de agrupamientos geométricamente diseñados que no nos permiten escapar. Porque eso es lo que le sucede a la hipotenusa. Su tamaño y su poder depende de los pesados catetos cuya dimensión le es determinante. Además estos catetos son incompletos por sí mismos. Para que influyan en nuestra modificación cuando nos ponemos cuadrados o nos cuadramos en nuestras posturas porque afectarán a nuestras decisiones ellos necesitan supervalorarse elevándose al cuadrado y sumándose ambos. Agrupándose, asociándose y siendo potenciados por los demás adquieren su poder y su pujanza. Y catetos relacionados, potenciados y asociados forman una verdadera pléyade. En estratos sociales muy diversos como los de quienes manipulan la economía, el deporte, la moral y la política. El gran peligro que corren es el ciclo al que les somete y nos somete a todos el ciclo de la historia. Llegará el momento en que su disminución será tal que no podrán llegar nunca a volver a dimensionarse por ellos mismos y serán indefectiblemente absorbidos por cuantas hipotenusas están ya cansadas de su eterna dependencia.

martes, 15 de diciembre de 2015

Belén


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Desde que San Francisco de Asís celebrara en el año 1223 aquella misa de Nochebuena en el interior de una cueva de la ciudad italiana de Greccio, rodeado de animales, utilizando el pesebre como altar y adoctrinando con su sermón sencillo sobre el misterio del humilde nacimiento de Jesús a cuantos asistieron a la ceremonia, comenzó a establecerse la costumbre de representar por estas fechas el nacimiento en el interior de las iglesias, siendo los franciscanos los que extendieron por medio de los conventos de su orden esta costumbre por toda Italia. A través del siglo XIV y siglos posteriore estos monjes utilizaron su representación del nacimiento como base para la predicación del misterio del nacimiento a los fieles.
La representación plástica del nacimiento se realizó en las primeras comunidades cristianas como atestiguan los pesebres encontrados en las Catacumbas con la mula y el buey como los animales que calentaban al niño en el interior de la cueva. Esta costumbre se afianzaba en la sociedad romana que por tradición guardaban en sus casas representaciones con estatuillas de los dioses lares romanos. Los dioses lares podían ser perfectamente sustituídos por la simbología cristiana.
Los monjes extendieron esta costumbre por toda Italia y el resto de Europa y también llegó a España.
Cuando realmente se popularizó en España primero entre los nobles y después a nivel popular fué con la llegada de Carlos III (rey de Nápoles con el nombre de Carlos VII) que trajo esos belenes napolitanos de figuras y esculturas bellísimas.
En el momento actual los belenes no tienen esa pujanza de años anteriores porque en cierta manera han perdido parte de su finalidad que era mostrar a nuestra sociedad la historia del nacimiento de Cristo. Además el mercantilismo y el comercio global en que estamos inmersos han conseguido que predominen símbolos navideños de otras culturas sajonas trasladando incluso la fecha y el motivo de la celebración y haciendo de otros personajes míticos como Papá Noel o Santa Claus el foco de atención de mayores y pequeños.
La plasticidad de los belenes y su labor didáctica ha sido sustituída por los calcetines colgados en los abetos hogareños adornados de los colores del espumillón y las bolas de plástico como el marco idóneo para que el gran duende barrigudo (verde o rojo) deposite en ese lugar sus regalos.
A este paso... ¿desaparecerán los Reyes Magos?. No me extrañaría porque en estos tiempos las costumbres y los gustos ¡adelantan que es una barbaridad!.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Pactos


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Los humanos somos bastante elementales. Yo diría que demasiado elementales. Si nos comparamos con otras especies a las que consideramos menos inteligentes notoriamente estamos en desventaja.
En el aspecto sensorial no disponemos de sentidos tan agudos como puede ser la vista de un azor o de un águila, el oído de un gato o el olfato de un perro. Estos sentidos los tenemos menos desarrollados. Puede ser que, al disponer de otro tipo de inteligencia, la agudeza de los sentidos más elementales se nos han atrofiado o no se han desarrollado del mismo modo que en animales depredadores como los felinos o los cánidos porque de esa agudeza depende su alimentación y supervivencia.
La asociación establecida entre los diferentes componentes de una manada de lobos está orientada, principalmente, a la conservación de sus componentes, el cuidado de sus cachorros y el reparto de las diferentes tareas en el momento de la caza para cada uno de los componentes del grupo. El grupo permanece unido mientras que se le presente el mismo conjunto de necesidades comunes. La disolución de la manada se origina cuando el lobo alfa desaparece o se produce un peligro que resulta insalvable para el grupo como tal.
Los leones se agrupan por motivos similares y la jerarquía se establece entre el macho dominante, las hembras de la manada y el cuidado de los cachorros salvaguardados de los machos por el grupo de las hembras hasta que llega el momento de la disputa del liderazgo en el que el macho perdedor se ve obligado a abandonar la manada. Cada cual tiene, mientras dura la asociación, una ob ligación dentro del grupo que redunda en beneficio de todos. Las hembras acosan y cazan a la presa y el macho defiende al grupo marcando su autoridad sobre el grupo y sobre el territorio en el conviven.
Las aves establecen su pacto de relación entre las parejas cuando llega la época del celo y hasta que termina la incubación de los huevos de las nuevas crías y hasta que llega el momento en que esas crías se independizan.
Se establece entre el conjunto de las aves migratorias el agrupamiento para permanecer en una zona hasta que llega el momento de iniciar la emigración hacia otro lugar, siendo ese momento en el que se determina de manera insoslayable la labor del jefe de la bandada que se encarga de dirigir y hacerse cargo del traslado del grupo.
Y así sucede en el mundo de los primates entre los que se consiguen verdaderos vínculos muy duraderos entre los componentes de cada uno de los miembros de una familia respetando el orden según las normas tácitamente establecidas por el grupo de elementos más antiguos de cada familia. Tienen regulados hasta sus instintos más básicos defendiendo cada miembro su sitio y salvaguardándolo de quienes quieran inmiscuirse en las relaciones de la pareja.
La naturaleza nos da ejemplos suficientes del modo en que instintivamente se respetan los pactos sociales establecidos.
Sus pactos se basan en una estructura sumamente sencilla sin ningún tipo aparente de complejidad y de una fortaleza en sus vínculos dificilmente modificable.
Sin embargo nosotros, los humanos, somos bastante diferentes. En nuestras relaciones sociales hemos establecido unas redes demasiado complejas y demasiado frágiles. Puede ser que la propia complejidad las haya hecho quebradizas. Grupos como las familias que eran hasta hace pocas décadas de una cohesión y unidad inquebrantables, en el momento actual se rompen fácilmente por lo quebradizo de los lazos que unen a sus componentes o, si no se rompen, se debilitan con suma facilidad. Los hijos a los que les es o les ha sido posible en años anteriores, se separan de la familia lo antes que pueden por ese afán, por otra parte justificable, de independizarse. La práctica de esa independencia obliga a las parejas a establecer un conjunto de pactos en sus relaciones tanto económicas como amorosas e íntimas. Y esos pactos se establecen sin que exista ninguna clausula en la que se especifique la duración del mismo. En el matrimonio a la antigua usanza se establecía esa condición de cumplimiento del pacto. Al sacralizar el pacto, la iglesia consideró que la indisolubilidad era una condición indispensable para establecer el estado matrimonial. Claro que esta condición podían saltársela a la torera aquellos que justificasen que su pacto no había sido válido al no haberse consumado el vínculo o por cualquier otra razón o triquiñuela que un abogado bien pagado pudiera esgrimir como verdadera y coherente ante el Tribunal de La Rota. No entro ni siquiera a sugerir la conveniencia o los inconvenientes que ha producido o puede producir el cumplimiento de la norma. Y como siempre se tiende a elegir del mal el menor, resulta bastante razonable que las parejas actuales pasen por alto esa norma. 
La indisolubilidad supone un esfuerzo diario de comprensión y compromiso que resulta difícil cumplir cuando cada uno de los componentes de la pareja tiene unas miras laborales o vocacionales y estas miras para realizarlas obligan a someterse a unas reglas y normas que no suelen haber sido diseñadas para ejecutarlas en un estado de pareja con obligaciones ajenas al entorno laboral. Priva lo particular sobre los motivos comunes y es razonable que el pacto y el vínculo sea quebradizo y se rompa cuando lo particular puede verse amenazado.
Es muy posible que este hecho suceda con frecuencia en el mundo de las relaciones de pareja por el mismo motivo por el que resultan siempre más llevaderos los propios intereses y defectos que los de quienes comparten con nosotros un modo de vida que, al principio de la relación, fue común porque comunes eran también las miras de ambos y las ilusiones y proyectos que parecía iban a ser el motivo más importante de la convivencia.
La libertad de elección es la que a los humanos, con nuestro libre albedrío y libertad de decisión, nos dirige socialmente. Nos hace, es de suponer, más coherentes y nos permite convencernos a nosotros mismos de la idoneidad de nuestras decisiones.