Durante bastantes años,
por mi profesión, expliqué a mis alumnos matemáticas. Lo correcto
en esta disciplina siempre ha sido lo exacto y lo que no es exacto o
se aproxima a la exactitud no puede ser correcto. Pitágoras nos
enseñó con sus estudios sobre las relaciones de los lados de un
triángulo rectángulo que existe esa exactitud y que el incremento o
disminución de uno de sus lados supone inexorablemente la
modificación de los otros que conforman su estructura para que el
teorema se cumpla. Siempre pensé, y así se lo hice saber a los que
en mis clases me escuchaban, que ese tan manido teorema de los
catetos y la hipotenusa se podía traslocar a otras estructuras que
no fueran exclusivamente las geométricas. Por ejemplo a estructuras
sociales o políticas. Pues no. En algunos entornos sociales si que
he detectado cantidad de hipotenusas elevadas al cuadrado, al cubo y
a la enésima potencia. Y el ser o dejar de ser hipotenusa o
hipotenuso no depende de uno mismo sino que resulta necesario
mimetizarse con esa inexorable recta dependiente cuando formas parte
de agrupamientos geométricamente diseñados que no nos permiten
escapar. Porque eso es lo que le sucede a la hipotenusa. Su tamaño y
su poder depende de los pesados catetos cuya dimensión le es
determinante. Además estos catetos son incompletos por sí mismos.
Para que influyan en nuestra modificación cuando nos ponemos
cuadrados o nos cuadramos en nuestras posturas porque afectarán a
nuestras decisiones ellos necesitan supervalorarse elevándose al
cuadrado y sumándose ambos. Agrupándose, asociándose y siendo
potenciados por los demás adquieren su poder y su pujanza. Y catetos
relacionados, potenciados y asociados forman una verdadera pléyade.
En estratos sociales muy diversos como los de quienes manipulan la
economía, el deporte, la moral y la política. El gran peligro que
corren es el ciclo al que les somete y nos somete a todos el ciclo de
la historia. Llegará el momento en que su disminución será tal que
no podrán llegar nunca a volver a dimensionarse por ellos mismos y
serán indefectiblemente absorbidos por cuantas hipotenusas están ya
cansadas de su eterna dependencia.
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