sábado, 11 de febrero de 2012

La ceguera de la justicia



Hoy me ha impresionado lo educativo que puede ser el deporte cuando se respetan las reglas y los tiempos y lo irremediablemente nefasta que resulta  para la educación de niños que compiten en deportes de grupo desde la infancia.


Cuando detectan que quien imparte la justicia en el terreno de juego aplica las reglas de igual modo para unos y sus contrarios, llegan a comenzar  a aprender (me refiero a los niños que son realmente los protagonistas en un proceso educativo)  lo que enriquece saber que, si no te ajustas a las reglas, esas mismas reglas se van a aplicar en tu contra. Y la presencia del juez que hace que se deban respetar es entonces cuando tiene sentido. No tiene sentido si el que debe juzgar es partidario o partidista, que viene a ser lo mismo.

Las federaciones deben tener muy en cuenta el control de cuantos profesionales se dedican a ese oficio, difícil sin duda, de impartir justicia sobre los terrenos de juego. El concepto de justicia, que se aprende también con la práctica y la observación de quienes deben velar por ella, habrá de ser un requisito que no permita acceder a este encomiable cometido a quienes adolecen de no disponer, al menos, del mínimo sentido del significado del término equidad..

Todos los sábados y domingos son muchos los encuentros de múltiples deportes de grupo que se juegan en los polideportivos municipales. Esta reflexión es un aviso para navegantes y va dirigida a cuantos deben controlar que quienes imparten la justicia en el terreno de juego se comporten como verdaderos profesionales evitando que el daño que puedan causar a quienes comienzan a practicar y, por esa misma razón, a amar el deporte se sientan defraudados al escuchar el pitido final.


Reflexión del día:
El justo no es aquel que no comete injusticia, sino el que, pudiendo ser injusto, no quiere serlo.

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