TRES
El tres, trío, tríadas, triduos,
trinidad, triglifos, triglicéridos, triángulos, trípode, terna son términos que
hemos oído y manipulado infinidad de veces.
Mi reflexión en este soliloquio sobre
el tres comprende todas las acepciones y ninguna. Me interesa el tres como entidad necesaria.
El cómputo del universo no se puede aquilatar al Uno ni ampliar solamente al
Dos. No existen sólo lo bueno y lo malo ni lo claro y lo oscuro.
El Tres es necesario, tan necesario
como que el agua no está completa solamente con la tierra sino que, además,
necesita del aire; como que la luz se
complementa con la oscuridad y en su mitad se debe encontrar la penumbra; como que la
arrogancia y la humildad se redimen con la
ecuanimidad; como que el amor y el odio se desencuentran en la
indiferencia; como que el castigo y el
perdón tienen su justificación en la duda; como que la clarividencia y la
ignorancia se destruyen en el desconocimiento; como que la libertad y la
opresión no existen sin el libre albedrío; como que la ley y la aplicación de
la justicia se fundamentan en el juicio.
Sin
tres patas un trípode no existe. Ni la trinidad lo es si no completa el
espíritu al creador y al creado. Ni los
triángulos lo son si no los delimitan sus tres necesarios lados. Ni el trío
tiene aliciente si a dos insatisfechos no se les une un extraño. Ni hay terna en
la liturgia para oficiantes sin sus dos acólitos.
Dependemos
del tres. Y su dependencia se manifiesta mucho más cuando el ser humano llega a
su tercera edad y lo que resultaba cómodamente correcto en la pareja, necesita
de una ampliación para la manifestación de sus inquietudes y sentimientos.
Por
esta misma razón, la amistad completa el ciclo del amor.
Frase del día:
"La amistad complementa el ciclo del amor"
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