lunes, 20 de febrero de 2012

De mis soliloquios: TRES


TRES

El tres, trío, tríadas, triduos, trinidad, triglifos, triglicéridos, triángulos, trípode, terna son términos que hemos oído y manipulado infinidad de veces.

Mi reflexión en este soliloquio sobre el tres comprende todas las acepciones y ninguna.  Me interesa el tres como entidad necesaria. El cómputo del universo no se puede aquilatar al Uno ni ampliar solamente al Dos. No existen sólo lo bueno y lo malo ni lo claro y lo oscuro.


El Tres es necesario, tan necesario como que el agua no está completa solamente con la tierra sino que, además, necesita del aire; como que  la luz se complementa con la oscuridad y en su mitad  se debe encontrar la penumbra; como que la arrogancia y la humildad se redimen con la  ecuanimidad; como que el amor y el odio se desencuentran en la indiferencia;  como que el castigo y el perdón tienen su justificación en la duda; como que la clarividencia y la ignorancia se destruyen en el desconocimiento; como que la libertad y la opresión no existen sin el libre albedrío; como que la ley y la aplicación de la justicia se fundamentan en el juicio.
Sin tres patas un trípode no existe. Ni la trinidad lo es si no completa el espíritu al creador y al  creado. Ni los triángulos lo son si no los delimitan sus tres necesarios lados. Ni el trío tiene aliciente si a dos insatisfechos no se les une un extraño. Ni hay terna en la liturgia para oficiantes sin sus dos acólitos.


Dependemos del tres. Y su dependencia se manifiesta mucho más cuando el ser humano llega a su tercera edad y lo que resultaba cómodamente correcto en la pareja, necesita de una ampliación para la manifestación de sus inquietudes y sentimientos.
Por esta misma razón, la amistad completa el ciclo del amor.


Frase del día:

"La amistad complementa el ciclo del amor"

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