martes, 7 de febrero de 2012

La amistad es algo más que unos churros con chocolate



Y ¡cuidado que están buenos!. Sin azúcar. Tal como salen de la churrería. Porque eso es lo natural. Una buena masa, el gesto preciso  para separarla de la máquina y que se deje caer a su hirviente destino y el tiempo justo de fritura para que el dorado de su exterior y lo suave y untuoso de su interior nos resulten deliciosos. 
Y a la amistad le sucede lo mismo: se debe amasar bien, hay que saber manipularla con destreza, no se debe poner rancia de tanto usar demasiado el mismo aceite, ni debe quemarse de tanto refreirla. Si no somos capaces de aceptar una amistad así, es preferible que comencemos a practicar la indiferencia. Hay a quienes no les pueden gustar los churros nunca y para quienes no merece la pena preparar un buen chocolate.

La reflexión del día:


"La amistad se elige y, si se cuida como se debe intentando dar mucho más de lo que se espera recibir, durará toda la eternidad"

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