Todo fluye (Panta rei)

Reflexiones sobre el devenir

Heráclito de Éfeso conocido también como «El Oscuro de Éfeso», fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C..

Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores. Entre sus teoría la más conocida es la "del devenir (todo fluye)" en contraposición a la teoría de Parménides para quien todo está contenido en una esfera hermética e inamovible.

Heráclito

Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa.

Esta idea es según el filósofo, la que rige todo el mundo y toda la historia del ser humano, de la cultura, del progreso, de la ciencia,etcétera. Si ese fundamento estuviese desprovisto de una idea directriz capaz de ordenar y dirigir el modo y el momento en el que se deben producir los diferentes cambios, se estaría induciendo a un desvío continuo hacia el caos. 

No es así. El continuo cambio se ve dirigido por una ley a la que se llama Logos que no solamente dirige el devenir sino que lo dirige, le habla, le indica cómo debe producirse el cambio y le da signos que el hombre debe escuchar y entender aunque muchas de las veces no sea capaz ni de oír esas indicaciones ni de ver esos signos que deberían servirle de pauta para encauzar ese cambio. 

El ejemplo del río es un clásico para explicar ese cambio incesante. "El río en el que se mete un bañista, aunque no deje de ser el mismo río, ha cambiado en cada uno de los instantes en los que se produce la inmersión del hombre que se baña porque el agua está continuamente fluyendo y la que viene de la fuente empuja a la que ya está y la dirige hacia el mar. Pero no es sólo el río quien cambia,  sino también el bañista que no es el mismo en cada uno de los momentos en que dura la inmersión ni seguirá siendo el mismo en sucesivos baños." Sólo existe y perdura inalterable el cauce por el que discurre el agua.  Es el Logos quien lo encauza desde su origen hasta su desembocadura. 

El ser humano recibe continuamente mensajes del Logos para que sea capaz de encauzar el cambio. Percibe la injusticia, la crueldad, la maldad, la negación de la libertad, la imposibilidad del libre albedrío, la mala distribución de los bienes de los que debe disponer para subsistir. Lo  irónico es que considera, durante muchísimo tiempo, todas esas circunstancias como inamovibles. Se da cuenta de que el cambio se produce, de que se necesita que sea más rápido, pero le resulta mucho más cómodo continuar manteniendo su actual status. Cuando ve que las necesidades pueden más que las convicciones es cuando, de un modo no natural, quiere enderezar de nuevo el cauce. Suele ser demasiado tarde porque el devenir se ha desbordado y es sólo con la fuerza como se llega a conseguir hacer volver a lo que era su cauce natural. Cuando la evolución no se consigue atendiendo a las directrices del Logos, siempre existe alguien que consigue seguir el ciclo evolutivo a través de la revolución.

Algunas frases de Heráclito:

• «En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]» (citado erróneamente, debido a una obra de Platón, como «Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río»).
• «La armonía invisible es mayor que la armonía visible».
• «Ni aun recorriendo todo camino llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo logos tiene».
• «Siendo el logos común, casi todos viven como si tuvieran un logos particular».
• «Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia».
• Heráclito reprocha al poeta que dijo: «¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres!», a lo que responde: «Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua»