sábado, 26 de noviembre de 2016

Hoy es sábado y llueve

Un día lluvioso para recordar.

Todas las entidades comerciales sacándole partido a la campaña del viernes negro.
Estas modas que nos han llegado del otro lado del atlántico, tienen su por qué. Una anticipación a los gastos que se avecinan para las próximas fiestas navideñas se me antojan un chantaje evidente a las necesidades consumistas que nos están creando y en las que, prácticamente todos, nos vemos inmersos. Bien es cierto que si necesitas algún cachivache que pensabas comprar pronto pues es ésta una buena oportunidad para ahorrarte unos cuantos euros.
Necesitaba, hace ya bastante tiempo, renovar el frigorífico e instalar en la cocina un lavavajillas.
Pues ha sido el momento en que me he decidido.
Ya están ambas máquinas en casa.
El frigo está bien. Tiene la capacidad suficiente para las necesidades de almacenamiento de alimentos que en el momento actual tenemos mi esposa y yo.
El lavavajillas aún no lo hemos probado porque lo tenemos que instalar y, a pesar de lo que se crean muchos, encontrar hoy en día un fontanero que lo instale es una aventura. Te puedes encontarr entre las ofertas de estos profesionales unos presupuestos de los más variopintos que se pueda imaginar cualquiera de mis lectores. A algunos dan ganas de colgarles el teléfono, y si no se hace es por ser demasiado cortés, cuando te hablan de precios hora, del importe de los desplazamientos y de los costes de las piezas de fontanería que para esta obra de tres al cuarto se precisan. De risa.
A otros  no se les sonroja la cara al decirte que tienen una agenda muy apretada para realizar esta obra. Estos son de los que por menos de mil euros no se mueven de sus casa. ¡Una agenda muy apretada!, cuando sabes a ciencia cierta que están en el paro y no se comen un rosco. Y que se han acomodado al subsidio de desempleo que resulta mucho más cómodo.
A otros es preciso convencerles de que esta instalación solamente precisa de unos empalmes para trasladar el agua que alimente a la máquina un metro del lugar desde donde se debe alimentar y de esos mismos centímetros de una manguera de desagüe.
Bueno....¡qué contaros!
De todos modos, en honor a la verdad, siempre existe la posibilidad remota de encontrar a algún profesional suficientemente cuerdo como para ajustar los honorarios de su trabajo a unos precios asequibles y razonables. Y ese ha sido mi caso y mi suerte. ¡Menos mal! porque me veía continuando con el fregoteo que diariamente nos ocupa varios minutos diarios a mi señora o a mí.
El próximo lunes lo instala.
Ya os contaré.
Mientras tanto sigue lloviendo.
Bienvenida seas hermana agua.

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