domingo, 20 de noviembre de 2016

Después de otro largo silencio

Casi han pasado once meses desde mi última entrada.
He echado de menos sentarme ante el ordenador para continuar con mis comunicaciones periódicas.
Hoy vuelvo a mi puesto de trabajo.

Y qué os tengo que contar? Pocas cosas.
Que soy casi un año mayor. Que aún no se me notan las arrugas en la cara. Que mis ilusiones y deseos siguen siendo los mismos. Que mis amistades también. Que mi familia no se ha vuelto a incrementar. Que las pinturas rpestres no han cambiado ni de color ni de forma. Que las plantas a las que dedico muchos minutos de mi vida diaria siguen , como cada año, dándome envidia de su vigor y longevidad. Que cada segundo veo que, inevitablemente, se va acercando una senectud más decrépita.
Pero aún me queda la esperanza de ver  llegar, de uno en uno, los años que me queden por vivir.
Se me han desmoronado muchos de los castillos de mis ilusiones como se derrumban los  de naipes  que frecuentemente construyo. Es normal. La trayectoria que llevamos impresa nos dice que, sin saber  cuándo ni cómo, el desenlace debe llegar.
Bien venido sea cuando se le antoje sorprenderme.
Mientras tanto seguiré compartiendo con vosotros mis opiniones e inquietudes.

Hoy ha llovido.
Y las tierras de labranza lo deben haber agradecido.
Yo también.

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