domingo, 14 de mayo de 2017

Una experiencia de vida(I)

En un artículo de este blog titulado Anticipos y publicado el 26 de noviembre de 2016 comencé una narración que, analizando los primeros años de mi infancia, pretende ser una revisión rápida de cuanto me ha acontecido a lo largo de mis ya demasiados años. Finalizaba la narración haciendo referencia al suceso que cambió, de modo imprevisto, esa línea recta, sin altibajos y monótona, en la que se estaba desarrollando mi niñez. En el momento en que me propinó ese topetazo el carnero de mi vecino vaquero y que fué la causa de una larga permanencia postrado e inmovilizado por una escayola a lo largo de esos larguísimos catorce meses, la trayectoria rectilínea y aburrida en la que se habían desenvuelto mis cortos años se transformó en una línea en zigzag de la que pude aprovechar, para mi propio beneficio, cada una de las sensaciones que las alternadas experiencias positivas y negativas iban haciendo que mi vida pudiese pensar que era posible tomar otros caminos.

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