martes, 15 de mayo de 2012

Lo irresoluble

Lo irresoluble lo es por inesperado.

Cuando se encuentra el ser humano en la necesidad de enfrentarse a situaciones sociales, morales, políticas o económicas que no esperaba, suele verse turbado por el desasosiego  que produce no disponer de unas pautas previas que le ayuden a encarar el problema con alguna posibilidad de éxito.
Lo que más preocupa no es la solución adecuada a la situación planteada. La verdadera preocupación radica en el temor de que la solución que se proponga no consiga erradicar con total éxito el problema.  Se presentan soluciones, sí, pero no son absolutas. Son, la mayoría de las veces, soluciones temporales y parciales. Mitigan lo crudo de la situación pero no pueden extirparla. Cuando, además,estas situaciones son inesperadas es cuando uno se llega a plantear hasta qué punto son ineludibles. Si el problema se presenta de frente, si la situación se espera, si la dificultad se prevee, no atemoriza encontrar la solución. 
Porque la propia obviedad de lo tangible, de lo presente, de lo racional y de lo evidente suele arrastrar, con el propio problema, su solución. Sólo es preciso conocer las aristas que se deben limar, las esquinas que se deben doblar,  las puertas que es preciso franquear para acometer de lleno la lucha para conseguir la total resolución. Se admite la posibilidad de distintos planteamientos para desarrollar adecuadamente el camino que conduce al éxito. Se puede prever la idoneidad de la resolución del problema, hasta puede aventurarse una posible teoría que forme una ley general partiendo de ese caso particular. 
Cuando uno debe sentirse vencido de antemano, antes de comenzar la batalla, es cuando la situación es inesperada. Cualquier intento puede llevar al fracaso y es ésta una de las razones por la que sociólogos, moralistas, políticos y economistas no quieren permitirse correr riesgo alguno. Pueden, pero no quieren y les resulta más sencillo tildar a las situaciones de ineludibles e irresolubles. 
Las élites de la sociedad en la que vivimos deben plantearse como primer fin, por ser un bien primordial, que ninguna situación se puede tildar de ineludible ni de irresoluble dado que todas, hasta las más enrevesadas, son conocidas y, por esta misma razón, esperadas y con su adecuada solución. 

1 comentario:

  1. Si la élite escuchara y ejecutara planteamientos como éste, más creibles serían todos los cambios que vienen y vendrán a corto plazo.

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